viernes, 13 de febrero de 2009

Patrick Modiano

BUCEANDO EN EL PASADO
¿QUÉ BUSCAMOS?


El novelista francés Patrick Modiano es tan conocido que lo que podamos decir de él está casi de más. El sello de Planeta, Seix Barral, acaba de reeditar una de sus novelas, Dora Bruder. La primera edición es del año 1999, pero entonces yo no conocía a Mondiano, al que llegué gracias al delicioso En el café de la juventud perdida, Barcelona, Ed. Anagrama, 2008, un libro que también indaga en la memoria como factor decisivo del presente. Debo confesar que Dora Bruder me ha emocionado más, quizás por mis circunstancias personales, aunque sospecho que Modiano puso más de sí mismo en Dora Bruder, tanto que uno a veces no sabe si está leyendo exactamente una novela o la monografía de una búsqueda. A diferencia de los cínicos contentos de sí mismos que no buscan, sino encuentran, el escritor francés busca y no acaba de encontrar. Ciertamente, sólo he leído dos libros suyos, pero los temas de ambos son recurrentes -lo que de ninguna manera quiere significar que la narración sea idéntica, aburrida o parecida: Modiano tiene suficiente calidad para abordar los mismos temas en diferentes claves.


Dora Bruder conmueve porque es una obra escrita contra el olvido de todos aquellos que se han quedado en los márgenes de a historia. De hecho, ¿no es a los ojos de la Historia, ese fantasma que sigue recorriendo Europa, Dora Bruder una joven insignificante? Pero Modiano nos dice que no lo es en absoluto quizás recordando aquellas hermosas palabras del Talmud: “Quien salva a un hombre, salva a la humanidad entera”. En la periferia de la ocupación nazi de París, en un barrio de lo que entonces seguían siendo márgenes, junto al cementerio de Picpus -un lugar bien hermoso que tuve la fortuna de visitar hace años para rendir tributo a la memoria de una persona querida-, allí una joven, Dora Bruder, se fuga, paradójicamente, del colegio que la hubiese podido salvar; pero esta historia que conduce a Auschwitz, no es la única. No, pues el relato narra la peripecia personal de Patrick Modiano en su búsqueda de Dora. Ambos, además, buscan al padre perdido. La estructura del relato es, pues, envolvente -un quiasmo si se quiere así- pues lo que Dora busca -la libertad- está insertado en la búsqueda de Dora y ambas en la que Modiano realiza de la joven judía desaparecida.


Siendo la estructura importante y estando bien lograda, Dora Bruder nos ofrece, además, una calidad literaria notable (a la que, sin duda, no ha sido ajena la traductora, Marina Pino). Citaré dos pasajes que me han resultado memorables. En uno se presentan las peticiones al Prefecto de Policía recabando información sobre los detenidos: “Tengo el honor de solicitar de su alta benevolencia y de su generosidad información concerniente a mi hija, señora de Jacques Lévy, de soltera Violette Joël, detenida el 10 de septiembre último cuando intentaba cruzar la línea de demarcación sin llevar la estrella reglamentaria. Iba acompañada de su hijo, Jean Lévy, de 8 años y medio...”. Herbert Lottman, autor de una biografía encomiable sobre Albert Camus, intentó ajustar cuentas con la colaboración en su obra Depuración, Barcelona, Tusquets Ed., 1998, pero ya cuando leí el ensayo por primera vez me pareció que no hacía justicia a las víctimas, pues se olvidaba de todas esas pequeñas historias, de las personas reales, que no encajan en el avance imparable del progreso, ese mito la Modernidad. Modiano, rescatando a una sola víctima, apunta a una justicia que está más allá de la Historia y habita en la memoria de cada uno de nosotros.


El otro pasaje que quisiera citar se refiere a la memoria del padre, en este caso el padre del autor: “Ya que las ordenanzas alemanas, las leyes de Vichy, los artículos de los periódicos no les concedía otro status que el de apestados y delincuentes comunes, era legítimo que obrasen como forajidos a fin de sobrevivir. Eso los honra. Y los amo por eso”. Confieso que al leer este párrafo lloré. Es imposible expresar más con menos palabras, pues no sólo nos dice que lo que la sociedad aprehende como mal puede ser, en verdad, un bien; sino que quien resiste es admirable y digno de nuestro amor. Pero esta lección no pueden aprenderla las sociedades burguesas ni los modernos inmersos en sus discursos edificantes sobre el progreso.


Modiano ha intentado salvar al menos la memoria de Dora, de una chica insignificante a los ojos del mundo, del olvido. La obra nos plantea con una enorme dignidad la pregunta fundamental que las éticas modernas siguen obviando: Si no hay justicia con el pasado, ¿podrá haberla en el presente?


Un detalle sin importancia: ¿podría corregirse la errata de la página setenta y siete?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

También lo he leído ya y también me ha emocionado. Modiano tiene un libro anterior en Anagrama "Un pedigrí" por el que lo descubrí.- Ahora acabo de comprar uno que estoy deseando empezar a leer con un prólogo del autor, "Diario" de Hélène Berr. Creo que puede estar muy bien para continuar con Dora.Un saludo.

Anónimo dijo...

Es un excelente libro. Animo a que lo lean.

Anónimo dijo...

http://www.lavanguardia.es/cultura/noticias/20090215/53640620450/patrick-modiano-el-tiempo-es-destructor-como-un-bombardeo-paris-seix-barral-luxemburgo-auschwitz-ana.html