jueves, 21 de agosto de 2008

Poesía. Paul Celan







PARÍS, 20 DE ABRIL DE 1970
14 de Nisán de 5730

No llegaba yo a los diez años, pero ya conocía el Sena -no sólo por Geografía Universal en clase de primero, no sólo por los tres mosqueteros, por la Revolución, no sólo porque oía cantar a mi madre una canción que había cantado la suya: “A París va papá en el rápido de Irún”. Es un rió hermoso, que atraviesa la ciudad entre plomo y ocre; claro, depende de la luz. Es cierto que el puente Neuf temblaba a ver pasar a Jean Baptiste Poquelin -como nos dejó dicho Mijaíl Bulgákov-, pero el veinte de abril de 1970 temblaba otro puente por otro motivo: el puente de Mirabeau, mas tampoco por aquel hermosísimo poema de Apollinaire (cantado espléndidamente por Sophie Auster: la página en la que lo he encontrado: http://cdbaby.com/cd/sophieauster ) cuyo primer verso me hace llorar:

Sous le pont Mirabeau coule la Seine
Et nos amours
La joie venait toujours après la peine
Vienne la nuit sonne l´heure
Le jours s´en vont je demeure
Les mains dans les mains restons face à face
Tandis que sous
Des éternels regards l´onde si lasse
Vienne la nuit sonne l´heure
Le jours s´en vont je demeure
L´amour s´en va comme cette eau courante
L´amour s´en va
Comme la vie est lente
Et comme l´espérance est violente
Vienne la nuit sonne l´heure
Les jours s´en vont je demeure
Passent les jours et passent les semaines
Ni temps passé
Ni les amours reviennent
Sous le pont Mirabeau coule la Seine
Vienne la nuit sonne l´heure
Les jours s´en vont je demeure

No, y es hasta posible que el día estuviese más triste, tendría un no sé qué de cabizbajo, como los días de angustia en que hasta la brisa te vence y no conoces otra victoria que el final:

Del sillar
del puente, del que
él rebotó
hacia la vida, en vuelo
de heridas, -del
puente de Mirabeu

(fragmento de Y con el libro de Tarusa, en Paul Celan, Obras completas, Madrid, Ed. Trotta, 1999, pág. 202, traducción de José Luis Reina Palazón).

Aquel fue un día gris plomizo. Paul Ancel saltó al Sena. Tengo una fotografía del lugar, pero ¿es el agua un lugar? ¿Acaso nos bañamos dos veces en el mismo río? Tengo una fotografía...




La editorial Trotta ha publicado también Los poemas póstumos, Madrid 2003, con el mismo traductor, que a veces fuerza demasiado el castellano en un intento -¿vano?- de seguir el lenguaje de Celan. Si se me permite, citaré los primeros versos del alucinante Fuga de la muerte , creo que serán suficientes para animar a la lectura de Celan:

Schwarze Milch der Frühe wir trinken sie abends
wir trinken sie mittags und morgens wir trinken sie nachts
wir trinken und trinken
wir schaufeln ein Grab in den Lüften da liegt man nicht eng.
Ein Mann wohnt im Haus der spielt mit den Schlangen der schreibt
der schreibt wenn es dunkelt nach Deutschland dein goldenes Haar Margarete
er schreibt es und tritt vor das Haus und es blitzen die Sterne er pfeift seine Rüden herbei
er pfeift seine Juden hervor läβt schaufeln ein Grab in der Erde
er befiehlt uns spielt auf nun zum Tanz

(La traducción de José Luis Reina Palazón (cf. Obras Completas, pág. 63) dice así: Negra leche del alba la bebemos de tarde / la bebemos a mediodía de mañana la bebemos de noche / bebemos y bebemos / cavamos una fosa en los aires no se yace allí estrecho / Vive un hombre en la casa que juega con las serpientes que escribe / que escribe al oscurecer a Alemania tu pelo de oro Margarete / lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus mastines / silba s sus judíos hace cavar una fosa en la tierra / nos ordena tocar a danzar).

Curiosamente, el poema habla de ein Meister aus Deutschland, un maestro de Alemania, frase que fue elegida por Rüdiger Safranski para su biografía de Martin Heidegger, filósofo al que Celan visitó en la cabaña y que dejó escritos los versos de Todtnauberg (pueden leerse en la pág. 321 de las Obras completas).



El 20 de abril de 1970 en París, desde el puente de Mirabeau, Paul Celan saltó al río Sena y se quitó la vida.







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